En el corazón de Puno, Perú, se encuentra nuestro hogar y refugio de alpacas.
Aquí, en la región de la Puna, estas asombrosas criaturas se adaptan con gracia a condiciones únicas y desafiantes: enfrentan temperaturas frías y extremas, así como la disminución de la presión de oxígeno inherente a la altitud.
Dotadas de excepcionales características físicas y fisiológicas, las alpacas soportan los rigores de la Puna. Su pelaje denso y cálido les proporciona un aislante natural contra las inclemencias del tiempo, mientras que sus sistemas cardiovascular y respiratorio han sido diseñados para prosperar en altitudes elevadas y entornos con menor disponibilidad de oxígeno.
La Puna es rica en pastizales y vegetación naturales, lo que proporciona una fuente vital de alimento para las alpacas. Estos pastos, tan ricos en nutrientes como la historia misma de esta región, brindan la nutrición esencial que asegura el crecimiento continuo y el bienestar de nuestras alpacas.
Así es como, en este rincón único del mundo, nuestras alpacas no sólo subsisten, sino que prosperan, tejiendo su historia en la misma fibra que cosechamos con respeto y admiración.